sábado, 21 de marzo de 2009

Los Derechos Humanos y el Humanismo

Cuando hablamos de la palabra derecho, hacemos hincapié en un poder o facultad de actuar, un permiso para obrar en un determinado sentido o para exigir una conducta de otro sujeto.
Son llamados humanos porque son del hombre, de la persona humana, de cada uno de nosotros. El hombre es el único destinatario de estos derechos. Por ende, reclaman reconocimiento, respeto, tutela y promoción de parte de todos, y especialmente de la autoridad.

Pero; "¿Qué pasa hoy con los derechos humanos?".

Aquellos que suscribieron la Declaración Universal de Derechos Humanos, es decir más de 160 estados de la Tierra, deben saber qué pasa. Esos estados firmaron el 10 de Diciembre de 1948, o más adelante, la aceptación de aquel documento elaborado en el seno de las Naciones Unidas.
Las violaciones a los derechos humanos aumentaron en el mundo con catástrofes destacadas como las guerras de la última década. Hubo presos de conciencia en mas de 60 países; torturas institucionales en 110 y asesinatos políticos, usados por los gobiernos, en varios mas

Los artículos suscritos por los estados miembros en la Declaración Universal, se basan en la concepción de la igualdad y universalidad de los derechos humanos.
Sin embargo, no están en el espíritu ni en la exposición taxativa de la Declaración, condicionales tales como: "... esos derechos serán respetados si es que no perturban las variables macroeconómicas." O bien: "... los mencionados derechos serán respetados cuando se arribe a una sociedad de abundancia".

Otro tanto ocurre si tomamos la concepción del Derecho en general y de la Justicia, si confrontamos las ideas de punición del delincuente con las de rehabilitación del que delinque, tópicos éstos en los que no hay acuerdo aún entre los países del mismo contexto cultural occidental.
Por otro lado sostener como válido para toda la humanidad el punto de vista de la propia cultura lleva a situaciones francamente grotescas. Así, en los Estados Unidos se aprecia como un atentado a los derechos humanos universales el seccionamiento legal de la mano del ladrón, que se practica en algunos países árabes, mientras se discute académicamente si es más humano el gas cianhídrico, la descarga de 2.000 voltios, la inyección letal, el ahorcamiento u otra macabra delicia de la pena capital

El mismo Occidente, arrastrado por el cambio de usos y costumbres se ve en un aprieto a la hora de sostener su idea tradicional de la familia "natural".
¿Puede existir hoy familia con hijos adoptivos? Desde luego que sí. ¿Puede existir familia en la que la pareja esté constituida por miembros del mismo sexo? Algunas legislaciones ya lo admiten. ¿Qué define entonces a la familia, su carácter "natural" o el compromiso voluntario de cumplir con determinadas funciones? ¿En qué razones puede basarse la excelencia de la familia monogámica de algunas culturas sobre la poligámica o poliándrica de otras culturas? Si ese es el estado de la discusión, ¿se puede seguir hablando de un Derecho universalmente aplicable a la familia?.....tema que tendrá que seguir siendo debatido.

La necesidad de definir el concepto de derechos es evidente; porque ni el Derecho en general, ni los derechos humanos en particular, podrán prevalecer si no se aclaran en su significado más profundo. Ya no es el caso de plantearse en abstracto las cuestiones más generales del Derecho. O se trata de derechos que para ser vigentes dependen del poder establecido, o se trata de derechos como aspiraciones a cumplirse.

Los derechos humanos no tienen la vigencia universal que sería deseable porque no dependen del poder universal del ser humano, sino del poder de una parte sobre el todo. Los derechos humanos no pertenecen al pasado, están allí en el futuro succionando la intencionalidad, alimentando una lucha que se reaviva en cada nueva violación al destino del hombre. Por esto, todo reclamo que se haga a favor de ellos tiene sentido porque muestra a los poderes actuales que no son omnipotentes y que no tienen controlado el futuro."

La lucha por la plena vigencia de los derechos humanos lleva, necesariamente, al cuestionamiento de los poderes actuales orientando la acción hacia la sustitución de éstos por los poderes de una nueva sociedad humana.

Y una nueva sociedad plenamente humana tendrá que tener como valor supremo la vida humana. Y no como expresión de deseo, sino con hechos concretos como por ejemplo la nueva Constitución de Bolivia que renuncia a resolver conflicto con sus vecinos a través del confrontación armado.
Donde el valor moral por excelencia sea “tratar a los demás como quisieras ser tratado”, donde la diversidad (racial, cultural, religiosa, étnica, sexual, etc.) sea recibida como una alentadora puerta al futuro, donde ser repudie toda forma de violencia, y que la metodología de acción para la resolución de los conflictos sea la Cultura de la No Violencia.

Y esta perspectiva pone las cosas en su real dimensión, ya que no solo los gobiernos deben ser los garantes de los derechos humanos, sino que cada ciudadano, cada individuo cualquiera sea su condición, pueda y deba defender el valor moral supremos de respetar a su prójimo. Y aunque parezca grotesco, aún en algunas conciencias enfermas ronda aquella lapidaria frase de...”y..algo habrán hecho”....proyectando a futuro su falta de compromiso, su nihilismo y la imposibilidad de un profundo cambio.
No se saldrá de la prehistoria humana si no se aspira y se orienta la sociedad por su propia intencionalidad, hacia la construcción de una nación humana universal......

Un gran saludo a todos los amigos y hasta la próxima.

Carlos Buj

viernes, 20 de marzo de 2009

El tratar bien a los otros…¿será buen negocio?

Decimos que el buen trato hacia los demás, es ético. Tomando la ética como aquella disciplina que se ocupa de la moral y determina qué es lo bueno y desde este punto de vista cómo se debe actuar.
Así mismo, el buen trato es estético, o sea que tiene que ver con la esencia y la percepción de la belleza, tiene que ver con la armonía y el equilibro de las formas.
Además, sobre todo, es mercantilmente….¡¡un gran negocio!!

¿Cómo es eso?

Recordemos que el mercantilismo es un conjunto de ideas económicas que considera que la prosperidad de una nación o estado depende del capital que pueda incrementar –acumular- a través del intercambio comercial o la balanza comercial positiva con otras naciones, o lo que es lo mismo, que lo que entra sea mayor a lo que sale.

¿Se preguntarán que tiene que ver con el trato a los demás?
De cualquier acción que realizo hacia el mundo y tiene que ver con otros tengo dos sensaciones, verificaciones o registros.
La primera: vuelve una imagen desde el otro hacia mí, la respuesta de la otra persona regresa. Y esta será seguramente, según lo que haya recibido.

Ejemplificando…

Si trato mal la imagen que me vuelve es desagradable y hasta peligrosa ya que habilito al otro a devolver lo mismo que recibe, y seguro que no me gustará.

Y la segunda sensación, es la que tengo de la acción cuando la estoy realizando antes que llegue al otro. Es el informe de acierto o error que tengo y que me entregan los sentidos, cuando estoy aprendiendo algo nuevo. Si trato bien es porque estoy bien.
Si trato mal me estoy retroalimentando en ese vicio del maltrato y vuelvo a responder con mayor enojo, por ejemplo.

Entonces, el tratar a los demás como quiero que me traten; suponiendo siempre que quiero lo mejor para mi, tiene doble utilidad, lo que vuelve del mundo es placentero y cada vez que hago algo bien hecho… me queda la sensación de una acción válida.

Receta económica:
Incremente sus recursos y su capital emotivo…trate bien a los demás.
Saludos cordiales,
Lic. Carlos A. Buj